Analogía

¿Usted permitiría que alguien que vivió 10 años con médicos le recetara o lo interviniera quirúrgicamente?

No falta quien crea en la buena fe de esa persona que pudo haber vivido 10 años con médicos, pero en realidad alguien con una pizca de sentido común no dejaría llevarse por el vejamen que este individuo quisiera sobrellevarle. Algo así es lo que sucede con la traducción en Colombia.

Muchas personas creen que por haber estado un considerable tiempo en otro país de lengua extrajera o por haber realizado los 16 niveles en un instituto de idiomas tienen la capacidad para traducir. En la traducción, como en la medicina, es necesario un profesional calificado, con ética y experiencia.

Ahora bien, ¿usted en quién confiaría más? ¿En el cirujano plástico que en tres millones de pesos colombianos le realiza la liposucción y de ñapa le retoca la nariz o el que, con su portafolio de servicios y listado de clientes, le cobra lo que en realidad vale el servicio?

Entiendo que lo que todos buscamos, a veces, es economía, pero por favor, póngase la mano en el corazón y piense: si usted compró unos zapatos chinos por economía y a la semana se dañaron, y en el peor de los casos en la calle, usted fue el directo afectado. Lo más probable es que llevará dinero con usted para hacer una nueva inversión y salir del problema, pero si estuviéramos hablando de un servicio de interpretación o traducción, ¿tendría también usted la misma oportunidad? Además, en muchos de los casos, ¿estaría usted jugando solo con su imagen o con la de toda una compañía? Hay situaciones que no dan cabida  a una segunda oportunidad. Por lo tanto, piénselo dos veces antes de contratar un servicio lingüístico o hacerse una cirugía, ¡qué sé yo!

Autora: Catalina Ocampo