Entrevista a John Jairo Giraldo (segunda parte)

El Jueves, 30 Julio 2015. Publicado por Blog Decoding

Entrevista a John Jairo Giraldo (segunda parte)

"Con todas las condiciones que tenemos hoy en día, el traductor puede ser una persona exitosa trabajando en el medio local o extranjero."

 

¿De dónde viene el gusto por la traducción y los idiomas?

 Viene desde muy pequeño. Mi padre influyó mucho en mí, me estimuló bastante y uno de los regalos que me hizo cuando todavía era muy pequeño fue un diccionario. Ese diccionario no era un diccionario común y corriente, no era escolar ni monolingüe, era trilingüe. Recuerdo que el diccionario era español, inglés, francés y alemán. Yo tendría unos 8 o 9 años. Allí empezó el gusto. Luego, otro de los regalos que él me dio —porque era y soy amante de la geografía— fue un lindo mapamundi que todavía conservo, desmanchado y despintado por los años, pero me puso a soñar con los países y las lenguas. Por eso, cuando ingresé al bachillerato tenía un gusto muy particular por el inglés y por el francés, que eran las lenguas que se enseñaban en secundaria. Eso me llevó a pensar que quería estudiar idiomas; no tenía claro si iba a ser licenciado o iba a ser traductor. Pues, la vida me demostró que terminé siendo las dos cosas. De ahí viene el gusto por las lenguas. 

 ¿Cómo ha sido la experiencia de ser docente en la Escuela de Idiomas y en otras universidades?

Muy enriquecedora. Creo que para ser profesor se tienen que tener varias habilidades, no solamente la competencia en el tema que uno enseña, sino también tener el don de gentes o esa capacidad de transmitirle al estudiante el gusto por aprender. Es un reto muy grande. No todos los que saben, logran enseñar. Podemos tener en la universidad personas dignas de un premio Nobel pero si no tienen una calidad humana, si no son capaces de tratar a ese ser humano con todo el cariño y el cuidado que merecen, no se va lograr despertar en él el gusto por el conocimiento. Es muy difícil porque uno también es un ser humano y está enmarcado por situaciones personales, familiares, económicas; pero en el aula es necesario despojarse de todo esto y estar completamente neutral.

La tarea grande de uno como docente es enseñarle al otro a aprender y a estudiar. Uno se da cuenta que muchos de los estudiantes que recibimos no saben estudiar. Tiene que enseñarle también que uno es una persona con limitaciones y que no lo sabe todo. Tiene que tener humildad y decirle al estudiante: "Mire, esto yo no lo sé o quizá la respuesta puede ser esta, pero me comprometo a averiguar, a estudiar y a tener una respuesta". También, debe tener la humildad de decir que puede haber estudiantes más brillantes y saber que quien tiene la autoridad, no necesariamente es quien sabe más. Entonces, es un tema de aprendizaje mutuo: el profesor aprende del estudiante, pero el estudiante también aprende del profesor. 

El profesor sí tiene que tener autoridad moral en el sentido que "yo no te puedo exigir a ti lo que yo no soy capaz o estoy dispuesto a dar". Entonces, allí también es necesario saber cuál es el ejemplo que yo doy. Se supone que quien está al frente tiene un poco más de experiencia, no solamente por lo que le ha dado la vida —en temas cronológicos y de edad— sino porque ha ejercido la profesión, y puede hablar y compartirlo con ese otro. El tema de la docencia es un tema de muchas satisfacciones pero también de muchas frustraciones; pero, es el día a día. Cada grupo, cada asignatura y cada semestre tiene sus particularidades; simplemente tú las descubres a partir del primer día que estás frente a un grupo y sabes qué tanto ese grupo se va a dejar moldear o no; qué tanto se va a dejar influenciar. Si tú dejas una huella positiva en ese estudiante quiere decir que hiciste un buen trabajo; si ese estudiante pasa sin pena ni gloria, te tienes que replantear como profesor, si es realmente tu misión y si tienes vocación. Sin embargo, es un tema que solo se descubre con el tiempo; no se descubre ni en la primera ni en la segunda clase. 

Enseñar es, quizá, una de las cosas más bonitas porque tú estás aprendiendo constantemente. Tú tienes que aprender para poder enseñar. Entonces, es en doble vía: aprender sobre tu disciplina para poder enseñarla, pero también enseñar sobre la vida. El papel más grande que tiene un profesor es cómo abordar los principios, los valores y la ética; cómo decirle a ese futuro profesional que se tiene que tener rectitud en lo que se hace; es decir, enseñarles que tenemos que alejarnos de malos hábitos como la corrupción, tráfico de influencias, el chantaje, no solamente en la profesión sino como ciudadanos, en todo lo que uno tiene que enfrentarse en la vida. Tú debes tener la capacidad de que si llegas a una taquilla del Metro, pagas con $20000 y te tienen que devolver $15000, pero el cajero estaba hablando con su compañero y te devuelve $25000, tú tienes que decirle que se equivocó y te está dando más dinero; no decir: "¡Qué bueno! Me dio más plata". No. Eso también se debe enseñar en el aula de clase. Uno espera que esos principios se hayan dado en la casa; pero si no fue así, hay que hacerlo aquí. Si se los dieron en la casa, refuércelos aquí. Esa es la tarea del docente. 

¿Qué otra pasión tiene aparte de la traducción y las lenguas?

Viajar, inherente a las lenguas, inherente a la traducción. La fotografía, aunque no soy un fotógrafo profesional, creo que soy de esos gomosos con suerte porque he tenido algunas imágenes memorables que llevan a pensar en, algún día cuando tenga tiempo, hacer un curso en propiedad porque disfruto mucho la fotografía. Hay otras cosas que también disfruto pero que, a veces, no tengo el tiempo que quisiera, como una buena película, un buen concierto; pero, para eso, no tengo tiempo últimamente. Digamos que con los viajes me doy por bien servido. 

¿Por qué ser director de la Escuela de Idiomas?

Por muchas cosas. Primero, por agradecimiento. Con mis defectos y mis virtudes, yo soy producto de esta Escuela. Por agradecimiento a la sociedad. La mayoría que pasamos por estas aulas, somos estudiantes de estratos 1, 2 y 3, que tuvimos la oportunidad de mejorar nuestra calidad de vida porque pudimos estudiar aquí. El sello de la Universidad de Antioquia es un sello que abre puertas. Esta sociedad respeta y venera a la Universidad de Antioquia, no solamente en Medellín, sino en todo Antioquia. Donde usted va y dice: "Soy representante de la Universidad de Antioquia", usted es bienvenido y admirado; usted se vuelve el objeto del deseo. "¡Qué bueno yo poder estudiar allá!" "¡Venga! ¿Usted es de la Universidad de Antioquia?" "Usted por qué no nos ayuda a resolver tantos problemas que tiene la sociedad". Eso sucede cuando usted va a una sede de la Universidad en Caucasia, en Andes, en El Carmen del Viboral, en Santa Fe de Antioquia o donde usted vaya. 

Director porque parte de mi responsabilidad social es decir que soy alguien porque tuve la oportunidad de que la universidad me diera posibilidades de progresar, invirtió en mí; yo puse de mi parte, esto no es gratuito, hay que esforzarse mucho, pero, también movido por el hecho de que aquí siempre hay cosas por hacer. Hay visiones y maneras de hacer las cosas y yo dije: "Creo que puedo aportar, desde lo poco que tengo de experiencia en impulsar la traducción y la enseñanza de lenguas extranjeras", y la gente creyó en mí. No basta con que quieras, también tienes que lograr que tus compañeros profesores, tus jefes, un rector, los vicerrectores, crean que tú tienes la capacidad y la visión para darle un rumbo a una dependencia como la Escuela de Idiomas. Ha sido una experiencia muy enriquecedora; extenuante, sí, pero muy enriquecedora. Espero que el impacto de las decisiones y los proyectos que se implementaron durante estos 6 años, den sus frutos en el mediano y largo plazo para bien de la profesión y de esta sociedad. 

¿En qué otro país se ha desempeñado como docente y traductor? ¿Qué diferencia hay con Colombia?

Yo me he desempeñado como docente en Barcelona en la Universidad Pompéu Fabra, concretamente, en el área de terminología en el pregrado de Traducción e Interpretación. También participé en un curso on-line de terminología, en la misma universidad. Pero, no he laborado fuera del país en traducción, siempre la ejercí aquí en Colombia.

Pasando al tema de la formación de un traductor después del pregrado, ¿qué otros estudios u oportunidades cree usted que debería aprovechar un traductor egresado de la Escuela de Idiomas?

Idealmente, lo primero es un diplomado. Sería muy bueno, por ejemplo, que reforzaran aspectos como la traducción asistida por computador, es decir, todas las herramientas y todo lo que tenemos para que el trabajo del traductor sea optimizado. Sería genial que nosotros pudiéramos ofrecerles cursos básicos de interpretación. Sé que hay gente con mucho talento y que, seguramente, con un diploma o una especialización, puede incursionar en ese aspecto y que, seguramente, generaría mejores ingresos que los que pueda tener actualmente ese traductor. 

Para aquellos que quieran dedicarse más y que tengan el tiempo, hay opciones como maestrías. Aquí en la universidad de Antioquia tenemos la maestría recién creada en Traducción con dos vertientes para ajustarse a las necesidades que tengan los estudiantes: una vertiente en profundización, es decir, perfeccionarse para desempeñarse en el medio; y una vertiente en investigación, para aquellos que quieren dedicarse a la docencia o a estudiar fenómenos propios de la traducción. En la Universidad Autónoma de Manizales también está la Maestría, pero esta sí es corte netamente investigativo. Entonces, creo que a los traductores —especialmente a los egresados— en definitiva, hay que llegarles con capacitación. Creo que merecen actualización. Esta, como cualquier otra disciplina, va avanzando y hay nuevos servicios y productos en el mercado —sobre todo originados en Europa y en Estados Unidos— que ellos deberían conocer. Lo que sucede es que tenemos poco talento humano aquí en la universidad para llevarlo a cabo. 

Ahora, no necesariamente es pensar en que la universidad provea ese tipo de servicios; creo que las asociaciones están también llamadas a hacerlo. ¿Qué pasa con la ACTI? Es decir, seminarios de actualización, así como los hace un contador, un ingeniero o un médico. Grandes congresos donde llaman a actualizar a los profesionales. Esto también se podría pensar acá y en eso sí estamos todavía muy en pañales. 

Algunos colegas traductores expresan el deseo de actualizarse, por ejemplo, en las herramientas de TAC porque en su momento no tuvieron esta asignatura dentro del pensum, ¿qué soluciones se les podría ofrecer?

Se podría pensar en programas de extensión y sería una forma de mantener el contacto con los egresados, porque otra de las cosas que se puede generar es que la gente no vuelve a la universidad; y hay que mantener ese contacto con ustedes porque ustedes están en el medio y saben qué está pidiendo el medio y cómo nosotros deberíamos adaptar los programas para que ustedes tengan un mejor desempeño afuera. 

Por otro lado, tenemos compañeros egresados del programa de traducción que no ejercen como traductores, sino como docentes. A lo mejor ven la docencia como una labor con mejores oportunidades que la traducción, ¿qué piensa sobre esta situación?

Creo que hay varios fenómenos allí. Uno puede ser el tema del facilismo: puede ser más fácil conseguir una cátedra en lengua extranjera en una universidad que trabajar para una agencia o empezar tu propia empresa. El otro fenómeno puede ser un tema vocacional: "Yo ya estoy en Traducción pero resulta que lo que me llama es enseñar"; finalmente, esta persona termina esta carrera por no perder el cupo en la universidad o perder más tiempo, pero termina es enseñando, lo cual es igual de válido. De todas maneras, necesitamos traductores que enseñen porque, entonces ¿quién va a seguir enseñando a las otras generaciones? 

Otro fenómeno puede ser la saturación del mercado, que, realmente, creo que hay campo para crecer. Además, hay que insistirle a la gente en que abra su mente, que no puede pensar que todos van a tener trabajo acá. Muchas veces el trabajo está afuera. Es decir, trabajar para una agencia de Estados Unidos o de España. El traductor, con todos los desarrollos tecnológicos, perfectamente puede estar trabajando desde su casa pero para un cliente de Portugal o España. De hecho, los tenemos. Obviamente, allí vendrá un filtro del mercado: los que tengan calidad podrán competir; los que no tengan calidad, tendrán que conformarse con las migajas. 

Con todas las condiciones que tenemos hoy en día, el traductor puede ser una persona exitosa trabajando en el medio local o extranjero. Conozco egresados, que al igual que ustedes, han trabajado para empresas de subtitulación y de doblaje en Estados Unidos, en Florida, por ejemplo. Gente que trabaja para editoriales en Portugal; gente que trabaja para agencias en España. Entonces, sí se puede. Lo que hay que decirle al estudiante es que puede que no haya el volumen de trabajo que todos desean en el mercado en Medellín, pero lo hay en Bogotá o fuera del país. Mejor aún, pueden obtenerse remuneraciones en dólares y en euros, no en pesos. En conclusión, es decirle al estudiante: "Sea bueno porque si usted es bueno, lo van a contratar; pero no se limite al Valle de Aburrá. Salga. Abra la mente y podrá tener unos ingresos muy importantes. Hay que enseñarle, también, que él o ella tiene que buscar qué más hay fuera de estas montañas. 

¿Se ha considerado la opción de ofrecer una cátedra a los estudiantes del programa sobre temas relacionados con el mercado de la traducción?

Creo que se podría ofrecer alguna optativa que tenga que ver más con emprendimiento y con este tipo de temas. Cómo se cobra o cómo se negocia.

Para terminar, qué consejo puede darles a los futuros traductores y a los que ya lo son.

Primero, sigan creyendo. Si esto es lo que les apasiona, sigan creyendo. Entre todos debemos abrirle espacio a la traducción en Medellín. Bogotá es un mercado muy maduro, pero aquí creo que todavía hay campo por hacer. Admirable los que han emprendido ese camino solos como empresarios —conozco ya varios egresados felizmente—. Hay que seguir y persistir. Nadie dijo que era fácil. Ustedes están abriendo el camino porque son esas primeras generaciones que fueron formadas expresamente para ello. Los anteriores, que eran profesionales en idiomas, les daban por ahí pinceladitas de traducción, muchos de ellos son los que ahora son profesores. Pero ustedes —estas cuatro o cinco cohortes que han salido estos últimos años— sí son traductores propiamente dichos. 

Habría que hacer una especie de alianza: entre la universidad —Escuela de Idiomas— y las empresas que se están creando en traducción, y apoyarse mutuamente. No verse como competencia. Es decir, hay una Agencia de Traducción en la Escuela y, valga de paso decir, nunca he sentido que yo sea la competencia, como universidad y agencia de traducción, para mis propios colegas o egresados; sino que es de complementariedad y fortalecimiento. Yo, como universidad, me puedo volver empleador de ustedes mismos y viceversa. En esa medida, es que nosotros nos vamos a fortalecer y vamos a demostrarles a los que necesitan el servicio que tenemos la infraestructura para eso. En definitiva, el consejo es que sigan creyendo en lo que están haciendo. Sigan perseverando. No es fácil pero nada es fácil en la vida. 

Queremos agradecer al doctor John Jairo Giraldo por su valioso e inspirador aporte y por su disposición y apoyo incondicionales.

Autora: Natalia Escudero

Deja un comentario (0)

Déje un comentario

Estás comentando como invitado.

Contáctanos

Contacta a uno de nuestros profesionales para recibir asesoría con tu proyecto. Escríbenos a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. o, si lo prefieres, llámanos o escríbenos a través de WhatsApp a nuestra línea +57 350 202 9777.

 

 Estamos dispuestos a ayudarte.

Newsletter

Ingresa tu correo y recibe información actualizada sobre Decoding.

Al enviar este formulario aceptas las Políticas de privacidad.