Entrevista a Katherin Pérez y Jorge Gómez

El Viernes, 14 Agosto 2015. Publicado por Blog Decoding

Entrevista a Katherin Pérez y Jorge Gómez

"En Decoding queremos seguir acercándote a la traducción a partir de diferentes puntos de vista. En esta oportunidad, conocerás a cuatro traductores egresados del programa de Traducción Inglés-Francés-Español de la Universidad de Antioquia, quienes han sobresalido en el mercado de la traducción en Medellín. Ellos nos contarán un poco sobre su historia, sus retos, sus anécdotas, su opinión sobre su profesión en Colombia, entre otros aspectos relacionados con la labor de la traducción."

 

En Decoding queremos seguir acercándote a la traducción a partir de diferentes puntos de vista. En esta oportunidad, conocerás a cuatro traductores egresados del programa de Traducción Inglés-Francés-Español de la Universidad de Antioquia, quienes han sobresalido en el mercado de la traducción en Medellín. Ellos nos contarán un poco sobre su historia, sus retos, sus anécdotas, su opinión sobre su profesión en Colombia, entre otros aspectos relacionados con la labor de la traducción.                     

En esta primera publicación, presentaremos la entrevista realizada a Katherin Pérez y Jorge Gómez; y en nuestra siguiente publicación, conocerás un poco sobre Alberto Ortiz y David Peláez.

¿Por qué decidió ser traductor? ¿Qué lo motivó?

Katherin: Empecé estudiando Ingeniería de Sistemas, pero me di cuenta de que eso no era lo que quería hacer, pues mi fuerte siempre habían sido los idiomas, la literatura y la lingüística. Entonces, comencé a averiguar qué pregrados ofrecían un enfoque hacia los idiomas y encontré que en la Universidad de Antioquia había un pregrado en Licenciatura en Lenguas Extranjeras y otro, en Traducción. Licenciatura era una buena opción, pero no era realmente lo que me llamaba la atención en ese momento. La segunda opción era Traducción y decidí presentarme, pues se veía interesante. Al igual que todos, tenía la idea de que traducir era interpretar y que iba a viajar mucho durante la carrera. Elegí Traducción más por esa idea  que tenía en mente que por lo que en realidad era. Sin embargo, ya en el primer semestre estaba enganchada y sabía que eso sí era realmente lo que quería estudiar.

Jorge: Me iba bien en las clases de inglés en el colegio y disfrutaba aprendiendo el idioma. Por esta razón, la primera vez que presenté el examen de admisión en la Universidad de Antioquia escogí como primera opción el programa de Licenciatura en Lenguas Extranjeras y como segunda, el de Traducción; sin embargo, esa vez no pasé. Para la segunda vez que presenté el examen, la profesora de inglés del colegio me había sugerido que tuviera como primera opción Traducción y como segunda, Licenciatura. Seguí su consejo y en esa segunda oportunidad sí pasé al programa de la primera opción, es decir, a Traducción.

¿Cuáles fueron los principales obstáculos que enfrentó al terminar el pregrado de traducción y de qué forma los superó?

Katherin: Mi principal obstáculo estaba relacionado con la parte académica. Yo quería seguir estudiando, no algo relacionado con Traducción, sino algo que la complementara. Tan pronto terminé la carrera, incluso cuando estaba estudiando, trabajé para una multinacional de traducción y, luego, empecé a trabajar con otra multinacional acá en Medellín como traductora de planta. A pesar de que estaba adquiriendo experiencia, no quería quedarme ahí solamente. Mi meta era estudiar algo más. Un día me enviaron información sobre una maestría en Procesamiento de Lenguajes Naturales y decidí inscribirme, pues era algo que podía complementar con mis conocimientos en ese momento. La maestría estaba relacionada con la parte de sistemas y programación, es decir, cómo se crean los traductores automáticos y cómo se trabaja con las herramientas de traducción, pero desde el punto de vista de los diseñadores de estas herramientas. Ese fue entonces mi obstáculo principal: tratar de definir qué era lo que yo quería seguir estudiando y lo superé cuando me permitieron ingresar a la maestría.

Jorge: Creo que los principales obstáculos que tuve han sido los mismos que todo recién egresado en Colombia enfrenta. Era paradójico porque a pesar de saber lo que ya era en la vida, es decir, que ya tenía un título como traductor, sentía a la vez que no sabía qué camino tomar. Conseguir un empleo en ese entonces era muy complicado, al igual que lo es hoy en día, y aún más en esta profesión tan poco reconocida. Yo me gradué en 2011. La forma de intentar superar esos obstáculos fue asociándome con ustedes  para crear empresa. A finales del año 2011, empezamos a reunirnos de manera periódica para darle forma a la idea y presentamos el plan de negocio en el Parque del Emprendimiento y participar en un concurso del cual resultamos ganadores. Obtuvimos acompañamiento y un capital semilla para la creación de la empresa. En 2012, nos constituimos como empresa y desde entonces venimos trabajando constantemente para ser la empresa líder en este tipo de servicios en la ciudad.

¿Qué le dicen sus familiares, amigos o la gente en general cuando usted menciona que es traductor? ¿Tiene alguna anécdota en particular?

Katherin: Al principio, me preguntaban siempre lo típico: “¿Y eso qué es? ¿Entonces usted es la que habla en la ONU?” Sin embargo, la anécdota más curiosa fue con un conocido de un familiar mío. Estábamos hablando un día y le comenté que estaba estudiando Traducción —apenas estaba, si no me equivoco, en segundo semestre—, pero no le especifiqué de qué idiomas. Me pidió que le tradujera un texto y le dije que no había problema. Me envió entonces el texto y ¡era una hoja en chino! Fue muy gracioso porque le dije que yo no traducía del ni al chino, y me preguntó “pero ¿cómo así? ¿Usted no es traductora de lenguas?” y yo le respondí que sí, pero que solo de inglés y francés. Él apenas me miraba como desconcertado. Eso ha sido lo más gracioso que me ha pasado: que crean que soy traductora universal.

Jorge: Casi siempre tengo que explicar en qué consiste la labor, pues muchos la confunden con la del intérprete.

¿Vive solamente de la traducción o debe desempeñar otras labores? Si es así, ¿cuáles son esas otras labores?

Katherin: Actualmente no soy traductora de tiempo completo. Soy traductora de tiempo parcial. En este momento, estoy más dedicada a la docencia e investigación en traducción. Sin embargo, sí tuve una época —casi año y medio o dos años antes de viajar— en la cual viví sólo de la traducción como traductora freelance y luego, como traductora de planta en una empresa donde, aunque el cargo era traductora-intérprete, también tenía algunas labores de docencia.

Jorge: Soy traductor y hago parte de los socios de Decoding; sin embargo, desempeño también otras labores, principalmente en negocios familiares que no están relacionados con el área de la traducción o los idiomas. Considero que es muy común que los traductores combinen su labor con la docencia o que se dediquen por completo a ella, pero yo, por ejemplo, no he encontrado mi lugar en ese campo.

¿Podría contarnos alguna anécdota inusual que haya tenido con un cliente?

Katherin: Sabemos que los ingenieros tienen su forma de hablar, su jerga, así no sea la más apropiada para el resto de las personas. Un día estaba traduciendo unos correos internos para unos ingenieros de la India en la multinacional en la que trabajé y recuerdo que decía forward. Lógicamente lo traduje como reenviar. Sin embargo, me  devolvieron el trabajo y me pidieron cambiar ese término por forwardear. Yo les insistí que no se traducía así y ellos lo sabían, pero me argumentaban que así lo entendían los ingenieros y que si les ponía reenviar, los iba a confundir.  Recuerdo que creé un debate con los compañeros de trabajo y los jefes. No lo podía comprender. Fue muy gracioso porque esa traducción estaba en contra de lo que a mí me habían enseñado, pero es la vida real. Era lo que me pedían hacer.

Jorge: Lo que me sucede mucho es que las personas creen que la traducción de un texto de diez mil palabras, por ejemplo, es un trabajo que se hace de un día para otro y que vale cien mil pesos.

¿Cómo percibe el mercado de la traducción en Colombia? ¿Está de acuerdo con las tarifas de traducción que se manejan en este país?

Katherin: La verdad, pensé que cuando regresara de mi viaje todo iba a estar un poco más organizado, aunque sí han mejorado algunos aspectos. Tal vez hay un mayor conocimiento de lo que es la traducción y nuestra labor como traductores, pero veo que todavía hay mucha desorganización respecto a las garantías y las funciones de los traductores y las pautas para establecer las tarifas. Cuando regresé todo estaba igual que antes, pues todos me preguntaban cómo cobrar. Todavía algunos cobran dependiendo del cliente y considero que eso es muy dañino para nuestra profesión porque nos perciben como una cantidad de personas un poco desordenadas. A pesar de que tenemos algunas guías que vienen de Bogotá o incluso de Medellín, éstas son muy generales y no logran establecerse como norma para todos. Considero, entonces, que todavía falta organización en ese sentido.

Jorge: Debido al fenómeno de la globalización, a la necesidad de muchas empresas de exportar sus productos y servicios a otros países y al interés de muchas multinacionales de entrar al mercado colombiano, considero que hay buen campo de acción para la traducción en nuestro país, pero éste está en manos de personas que no son profesionales en el área. Nos corresponde a nosotros, los traductores profesionales, ir reclamando paulatinamente lo que nos pertenece. En cuanto a las tarifas, pienso que hay un amplio abanico debido a que el servicio es prestado tanto por no profesionales como por profesionales; por traductores freelance como por agencias. Espero que algún día podamos estandarizar las tarifas.

¿Considera que es importante realizar más estudios, ya sea en traducción o en otras áreas, para ser más competente en su labor y en el mercado?

Katherin: Definitivamente. Considero que es importante que todos los traductores se especialicen en algún campo y, en lo posible, que ese campo no esté directamente relacionado con los idiomas, pues ya tenemos toda la formación lingüística, teórica y demás. La idea es ver cómo podemos apoyar otros campos y qué nos pueden aportar esos campos. Así es que se van creando los vínculos académicos, comerciales y de investigación; y todo esto podría generar una dinámica de trabajo mucho mayor a la que tenemos actualmente.

Jorge: Sí. Es importante al menos estar al tanto de avances en herramientas de traducción o nuevas gramáticas de las lenguas. También es importante tener un amplio conocimiento del mundo, pero a la vez tratar de especializarse en algún área para que los clientes confíen más en la calidad que les prometemos. La combinación de lo anterior con un pregrado en Traducción y una práctica constante y apasionada por la labor son elementos más que suficientes para ser competente y desenvolverse en el mercado. Los posgrados son igualmente importantes, pero pienso que tienen un enfoque más investigativo, más académico.

¿Cuáles considera que son las cualidades más importantes que debe tener un traductor?

Katherin: Gusto por la lectura. Desde mi punto de vista, un muy buen traductor es una persona que cuando esté leyendo un diccionario pueda encontrarlo entretenido, pues es nuestra herramienta de trabajo. Sin embargo, lo digo en general. Un traductor debe encontrar divertido cualquier texto que lea, incluso la parte en la que entra a debatir con el texto. En conclusión, un traductor debe tener una muy buena comprensión de lectura. Un traductor que no lea y, peor aún, que no comprenda, no es un buen traductor en mi opinión.

Jorge: Pasión por la lectura y la escritura, pero no cualquier lectura o escritura, sino una lectura detenida y analítica que intente desnudar el pensamiento del escritor y una escritura como de Borges o Cortázar, que también fueron traductores. En un ámbito menos romántico, están también la confiabilidad, la capacidad de trabajar bajo presión y el cumplimiento de los plazos de entrega.

¿Qué es lo peor de ser traductor? Y ¿lo mejor?

Katherin: Es una pregunta bastante difícil. En mi opinión, y a partir de mi experiencia, el solo hecho de traducir y no hacer nada más es tedioso, pero al mismo tiempo es lo que más me gusta de la traducción. En traducción, yo tomo un texto, lo comprendo y lo paso a una nueva realidad o a una nueva lengua. En sí, eso es lo mejor que hay, pero al mismo tiempo, hacer solo eso se vuelve tedioso. Es ahí entonces donde yo debo complementar la traducción con la docencia, la investigación o con cualquier otro campo. Es una relación amor-odio con el trabajo.

Jorge: Lo peor es cuando debes traducir un texto del cual no disfrutas su lectura y lo mejor es, tal vez, la posibilidad de ser un mediador, un facilitador.

Si volviese a nacer, ¿volvería a ser traductor?

Katherin: Definitivamente. Para mí, mi base es traducir. De ahí en adelante todo lo que venga. Para mí, la traducción desde ese semestre en la universidad en el que yo dije: “Esto es lo que quiero ser” ha sido muy importante en mi vida.

Jorge: Sí. Y me gustaría que desde un principio pudiera especializarme en traducción literaria.

Esperen próximamente la segunda parte con las respuestas de Alberto Ortiz y David Peláez…

Autora: Dyana Bravo

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